En esta época del año, la lluvia y las hojas en el suelo son una combinación peligrosa para los peatones, además de los inconvenientes que tiene la obstrucción de desagües. Para reducir al mínimo estos riesgos, cada otoño se inicia una campaña de recogida de estos residuos vegetales.
Poco a poco observamos cómo la Gestión de la Responsabilidad Social Corporativa Medioambiental se va incorporando, incrementándose el uso de una maquinaria eléctrica en sustitución de las antiguas de gasolina. Esta decisión, tiene muchas ventajas:
Mejoras para la ciudadanía y para el medioambiente
La maquinaria eléctrica es más sostenible, ya que emite menos gases contaminantes a la atmósfera, que afectan a la salud y contribuyen al cambio climático. Igualmente se reduce el consumo de combustibles fósiles, pudiendo además aprovechar todos estos residuos orgánicos de origen vegetal, como abono para los parques de la ciudad. Es la economía circular que forma parte de la sostenibilidad.
Se logra también reducir la contaminación acústica, minimizando las molestias a los vecinos.
Ventajas para los trabajadores
Facilita el trabajo y el confort a quienes las utilizan, ya que estas sopladoras son más silenciosas (la maquinaria de motor de combustión podía tener, según el modelo, emisiones acústicas entre 106 y 80 dB, que obligaban al uso de protectores auditivos, mientras que las nuevas sopladoras eléctricas no superan los 65 dB).
Tienen menos vibraciones en la mano y brazo, y permiten a los operarios trabajar con menos esfuerzo ya que el peso se reduce de 12 kilogramos de las de gasolina a unos 6 kilogramos de una eléctrica.
Otra de las ventajas en cuanto a la prevención de riesgos laborales es la eliminación del manejo de combustible y la reducción de la peligrosidad en su manejo, transporte y almacenamiento.